El sangrado de las encías, una señal de advertencia

El sangrado de las encías se produce principalmente por una mala higiene bucal y puede acarrear enfermedades como la gingivitis y la periodontitis.

Muchas veces nos damos cuenta de que nuestras encías sangran al morder una manzana o al cepillarnos los dientes. Y también muchas veces no le damos la importancia que se merece, lo cual es un grave error, ya que se trata de una manifiesta señal de advertencia de inflamación de las encías (gingivitis) o del periodonto (periodontitis). Estas dos enfermedades, si no se tratan adecuadamente y a tiempo, pueden acarrear la pérdida de piezas dentales.

La encías sanas son aquellas que presentan un color rosa pálido, que están firme y que tienen un perfil corrugado. En cambio, las encías enfermas son de color rojo oscuro y están suaves y sensibles. Asimismo, sangran con facilidad y desprenden mal aliento.

Hay diversas causas que hacen que la encía enferme y sangre, pero la principal es la mala higiene bucal. La formación de placa bacteriana que se crea entre los dientes mal cepillados o no cepillados segrega toxinas que desencadenan una respuesta del sistema inmunológico. Ello hace que, aunque se destruyan las bacterias, se produzca una contracción de las encías, lo cual puede acabar generando gingivitis o periodontitis si no se recibe el tratamiento adecuado.

Otros factores que provocan el sangrado de las encías son el tabaquismo, la diabetes, los cambios hormonales durante el embarazo, la incorrecta masticación, el consumo de ciertos medicamentos o las prótesis dentales que no ajustan correctamente.

¿Cómo prevenir el sangrado de las encías? Lo esencial es realizar una eficiente higiene bucal. Cepillarse los dientes correctamente después de cada comida y hacer uso del hilo dental es fundamental. Bajo ningún concepto debemos dejar de cepillarnos los dientes para evitar el sangrado, ya que lo único que conseguiremos es aumentar la placa bacteriana.

Asimismo, es necesario realizar, como mínimo, una limpieza dental cada año y visitar al dentista sin dudarlo cuando veamos que nuestras encías sangran. Porque, como en la mayoría de enfermedades, la prevención es primordial.

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