¿Qué hacer con las muelas del juicio? ¿Es necesario quitarlas o es mejor conservarlas?

Según los datos proporcionados por expertos de la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial, más de dos tercios de la población sufren molestias por causa de las muelas del juicio, siendo la opción más habitual su extracción preventiva. Sin embargo, no siempre es la mejor solución.

Según los datos proporcionados por expertos de la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial, más de dos tercios de la población sufren molestias por causa de las muelas del juicio, siendo la opción más habitual su extracción preventiva. Sin embargo, no siempre es la mejor solución.

La dentición de los dientes permanentes se completa en la adolescencia con la aparición de las muelas del juicio, cordales o terceros molares. En total, son cuatro las muelas que ocupan la zona trasera de la dentadura, dos superiores y dos inferiores, situadas una en cada lado de la boca. Son los últimos dientes en erupcionar en la boca y, en el mejor de los casos, se alinean correctamente con el resto de los dientes y se recubren de tejido gingival sano de forma natural. Desafortunadamente, no siempre es así y el nacimiento de estos molares puede causar problemas.

Las muelas del juicio a menudo ocasionan problemas y dolores frecuentes, ya sea en el momento en que aparecen, ya sea en el momento en que ya se han desarrollado. El procedimiento quirúrgico oral más común para solucionarlo es la extracción de estos molares.

Si los recién aparecidos molares no salen de la forma correcta lo más probable es que acaben impactando en la encía produciendo una infección que normalmente viene acompañada de un dolor difícil de soportar, por lo que la mejor opción será proceder a su extracción. Lo mismo sucede cuando aquellas crecen en diagonal o torcidas, se esconden bajo las encías sin poder salir, cuando no emergen en su totalidad generando un mal desarrollo y pudiendo producir una infección o cuando impactan en el hueso sin encontrar manera de salir. Además, normalmente, estas situaciones provocan inflamaciones y dolores insoportables, pudiendo llegar a producir fiebres altas.
Otro de los casos más comunes es que el tamaño de la mandíbula sea demasiado pequeño para albergarlas generando su hacinamiento y ejerciendo una fuerza al crecer que empuja y desplaza al resto de los dientes de su lugar que puede dar origen a un indebido alineamiento de toda la dentadura. Esta situación se ve agraviada debido a que el amontonamiento de los dientes hace que sean más difíciles de limpiar, lo que hace más probable que se provoque algún tipo de infección no deseada, por lo que lo más apropiado es extraerlas .
En el caso concreto de que pueda provocarse alguna interferencia con ortodoncias o prótesis que tenga el paciente, es recomendable su extracción porque de no hacerlo pueden originarse problemas más graves al afectar a otros tratamientos.
Pero no siempre es indispensable sacar estos molares. Como señalábamos al principio, si las muelas del juicio se desarrollan correctamente, éstas podrán convivir perfectamente con el resto de la dentadura sin riesgo de infección o malestar.
Finalmente, hacer referencia a una situación puntual que se puede dar. Si cabe la posibilidad de producir daño en el nervio causando la insensibilización del labio, lo más oportuno será no sacar la muela. Asimismo es menos conveniente la extracción si el paciente pasa de los 30 años porque la operación será más complicada.

Conclusión

Para concluir podemos apuntar que algunos dentistas recomiendan quitar estas muelas tan pronto salen para evitar potenciales problemas, así como otros creen que es mejor dejarlas para evitar cirugía innecesaria. Ante esta disyuntiva, lo más eficiente será seguir los parámetros aquí apuntados. En resumen, si las muelas del juicio no presentan síntomas de infección, nacimiento indebido o malestar y crecen con normalidad cubiertas por la mucosa y por el hueso, no es necesario extraerlas y así lo recomiendan los expertos. Solo se han de sacar si existen o repiten las infecciones, si el dolor es prolongado en el tiempo, si se producen quistes o si se pueden producir daños en los molares adjuntos.

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